La revista Ecran podria conformar algo asi como un bucle en mi memoria, no siempre está presente, no forma parte de mi repertorio de recuerdos cotdiianos, ni provoca lágrimas ni nostalgia en mis horas de reflexión , sino que la siento como unos de los jeroglificos que conforman mi ADN materno, aquellos genes proporcionados por mi abuela, que vivió su infancia , juventud y madurez yendo al cine todos los días y que están empapados de este amor sin fronteras por el cine.
Tal vez es por eso que cuando veo peliculas mudas o sonoras las "clásicas" siento a toda una generacion que ya no está revive en mi. y una agradable sensacion gris plata que huele a vainilla y alcanfor, me acurruca en sus brazos y vuelo a ese mundo que con una tecnología primitiva me permite acariciar ropajes sacados de algún cofre de bisabuelo, cortinajes y manteles tejidos a crochet, ver mujeres hermosas enfundadas en vestidos blancos brillantes sentadas en alguna fuente adornada de margaritas, gozar de un Gary Cooper mirándote a los ojos con esas miradas que seguramente emocionaron a nuestras abuelas o bisabuelas hasta las lágrimas y una Carole Lombart o Hedy Lammar formando parte de las fantasias de los hombres que usaban gomina.
El Ecran además de significar revista de cine, era para nosotras libertad y vacaciones en la casa de mi abuela, creo que mis tias tenían todos los números o al menos es lo que creíamos,estaban ordenados haciendo montoncitos en el cuarto de los tachos viejos. Los leiamos con ahínco y realmente yo en particular no sé qué era lo que leia, la verdad sea dicha, pero creo que absorbíamos la energía que estaba concentrada en la revista que habia sido ya leida y reeleída por mi abuela y tiás y que surtió un efecto mágico en nuestras mentes infantiles y asi como un efecto infuso, un alimento para el alma.
Rindo un homenaje a la revista que adorna mi alma y que más que herencia materna es el escape hacia una vida interior alimentando mi imaginacion y viviendo con gusto lo que mi abuela me brindó.
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